El Cuento de las Arenas

domingo, 5 de abril de 2009

 

Deseo compartirles este hermoso cuento, que el desierto me susurró en el oído, entre el río y la montaña.





El cuento de las arenas.


Un río, desde sus orígenes en las lejanas montañas, atravesando quebradas y valles fértiles, gracias al curso de sus incesantes aguas, al fin alcanzó las arenas de un vasto desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaban a estas. Este río estaba convencido de que su destino era cruzar el desierto, sin embargo no había manera de hacerlo. Entonces, en medio de la pesadumbre de aquel río, apareció una recóndita voz que venia del desierto mismo, y esta voz le susurro.

- 'El viento cruza el desierto, y así puede hacerlo el río'.

El rio objetó: Yo solo me estoy estrellando contra las arenas de este desierto, solo consigo ser absorbido, yo sé que el viento puede volar y por esa razón puede cruzar el desierto...

- 'Arrojándote con violencia, como lo vienes haciendo, no lograrás cruzarlo; desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino'.

- ¿Pero cómo puedo hacerlo, cómo puede suceder esto?

- 'Consintiendo ser absorbido por el viento'.

- ¿¡Cómo!? ¿Ser yo absorbido por el viento? Pero… ¡Entonces dejaría de ser un río!


(Este río tenia miedo de perder su individualidad)


- Pero cómo puedo saber si después de ser absorbido por el viento, podré volver a ser un río, siquiera, un riachuelo. A lo más me podría convertir en un charco. ¡No, eso noo!

- El viento, -dijeron las arenas, cumple esta función; eleva el agua a través de sus vapores, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer; cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río.

- ¿Cómo puedo saber que esto es verdad?

- 'Así es, y si tu no lo crees, no te volverás más que un pantano de aguas estancadas y oscuras;y aún esto tomaría muchos pero muchos años; y un pantano ciertamente no es la misma cosa que un río'.

- Pero dime, ¿Acaso no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?

- Tú no puedes en ningún caso permanecer así, continuó la voz. Tú parte esencial es transportada a través del desierto y forma un río nuevamente. Eres llamado río aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.

Cuando el río oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en sus pensamientos. Entonces empezó lentamente a recordar cuando él o una parte de él, ¿cuál seria?, había sido transportado en brazos del viento. Recordó cuando alguna vez fue nube, fue apenas una gotita de lluvia. Entonces recordó lo que debía hacer, aún cuando no fuera lo más obvio. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento que gentilmente lo llevó -hacia arriba y a lo lejos- dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña; convertido en nubes y luego en lluvia tupida y fresca, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar mas firmemente en su mente, los detalles de su experiencia.

- '¡Sí, ahora lo sé, ahora sé quién soy!'

El río estaba aprendiendo y así continuó su camino, recorriendo y fertilizando con sus aguas tierras lejanas. Fue entonces cuando las arenas susurraron: 'Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras, las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña'.

Y es por eso que se dice, que el camino en el cual el río de la vida ha de continuar su travesía, esta escrito en las arenas.



Antiguo cuento Sufí.

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