La medicina de la Ayahuasca - Los Inicios - por Alonso del Río

viernes, 10 de abril de 2009

 





Los Inicios

Alonso del Río

"El placer y el dolor.... dos estrellas fugaces en la noche del alma.
Dos ruedas del mismo carro, imposible verlas rodando por separado."

Los textos que vienen a continuación tienen como finalidad compartir los primeros frutos de una investigación que inicié en el año 1978, sobre las plantas maestras y los estados de conciencia.

Motivado por la necesidad imperativa de responder desde otro estado de conciencia ¿Qué es esto?, no ha habido mas tregua, ni pausa en el camino, que la que el propio camino me ha concedido, hasta encontrar algo que consideremos medianamente aceptable como respuesta.

Tal vez el haber tenido acceso, desde muy joven, a otros estados de conciencia, mediante el uso de plantas sagradas, centraron de algún modo y desde un inicio el tema en cuestión. Casi como reacción instintiva, ante el miedo de perder lo que comúnmente llamamos "la razón", y por la imposibilidad inicial de manejar estos estados y sus correspondientes sistemas de pensamiento, me vi obligado a aceptar la responsabilidad de haber cruzado el umbral y trabajar diligentemente para recobrar algo que sabía yo, había perdido desde el mismo momento que ingresé al mundo mágico.

De lo más profundo de mí, emergía una voz clara que me advertía, algo ha cambiado para siempre, pero con esa misma claridad también sabía que algún día encontraría una respuesta, un camino, algo que decir, o tal vez sencillamente, nada.

La experiencia fue más que generosa, creo que tengo una respuesta, un camino, algo que decir y a la vez no tengo nada; podría sentarme en absoluto silencio y no decir nada y me sentiría igual de feliz.

Creo que no se trata de buscar justificaciones al intento personal de explicar que es esto; creo que más tiene que ver con reconocer los tiempos, externos, internos, y cuando es el tiempo y uno lo reconoce, sencillamente dice lo que tiene que decir.

Ha sido un viaje largo, lo reconozco ahora que tengo ganas de decirlo y por que siento un poco el sabor del eterno retorno.

Un viaje que empezó en un solitario desierto y en donde luego la arena se volvió una selva, a la selva se la tragó la tierra y me vi sepultado bajo toneladas de escombros, esperando el rescate que nunca llegó.

Sin embargo en la selva aprendí el cuento del motelo, el motelo es una tortuga de tierra que gracias a su longevidad y resistencia, cuando le cae un pesado tronco encima y la aprisiona, espera pacientemente que toda la madera se descomponga, hasta quedar libre nuevamente para continuar su camino.

Si bien en el transcurso de estos más de 20 años he tenido la oportunidad de leer maravillosa información sobre religiones y tradiciones esotéricas que me ayudaron a comprender muchas cosas, quiero decir que ninguna es relevante si es que no existe un compromiso anterior, muy íntimo e inquebrantable, de ser absolutamente fiel a la verdad, (al todo), aunque muchas veces esto nos cause temporalmente mucho dolor y sufrimiento.

De no desarrollar esta extraña habilidad seríamos nuestras propias víctimas, confundidos y apegados a nuestras creencias perderíamos la opción de ver el todo por estar apegados a la parte. Seríamos los defensores de cualquier punto de vista y no los testigos de los procesos que nos llevan a la conciencia. Y aunque la verdad está todo el tiempo delante de nuestros ojos, cada quién ve, solo lo que quiere ver, en realidad, solo lo que puede ver.

Solo con esta habilidad, con esta extraña y esquiva clase de sinceridad me atrevo a continuar y a instarte a seguir adentrándote en el laberinto, sabiendo que la sinceridad, es el hilo de la madeja que dejamos como rastro.

Desde los comienzos de la humanidad, el hombre se distinguió dentro de su comunidad perfeccionando sus distintas tendencias y habilidades.

Es así como en los grupos llamados primitivos, hay quienes se destacan por su especial habilidad para la pesca, para la caza, otros por su orientación en el bosque, la sabana o el desierto, otros se distinguieron en la construcción de viviendas, caminos, canales, otros como grandes guerreros. Pero existe una muy particular ocupación, que es muy difícil de precisar para nosotros por que tiene su que hacer en áreas no integradas en nuestra actual cultura, su arte une la medicina, la religión, la psicología, tienen una verdadera comprensión holística de la vida y no una visión fragmentada como la que tenemos la mayoría de nosotros.

Sus vidas transcurren con aparente tranquilidad si no tomamos en cuenta las batallas que han de sostener para liberar a sus seres queridos de la enfermedad y la muerte.

Muchas veces se someten a estrictas disciplinas desde muy jóvenes para lograr el dominio de su arte. Llevan una vida bastante austera, pues dedicados a la investigación y al conocimiento, no se afanan en la acumulación de nada que no se puedan llevar en sus viajes.

Grandes conocedores de las propiedades de las plantas, algunos utilizan las plantas maestras o plantas sagradas, para inducir en los demás hombres estados de percepción que facilitan al hombre común experiencias espirituales que le permiten acceder a niveles de información jamás soñados.

Estos extraños personajes, indispensables en todo grupo humano, viven en todo el mundo, y ahora son vistos en televisión por cable, en maravillosos y antropológicos documentales, siendo presentados desde muchos puntos de vista, aveces con mucho respeto, como seres con incomprensibles poderes con los que ayudan a su comunidad, otras veces nos presentan una caricatura, con un enfoque superficial y sensacionalista.

Pero más allá, mucho más allá de cualquier enfoque, estos seres verdaderamente especiales continúan silenciosamente su labor de aliviar las penas del cuerpo y del alma, sirviendo de puente entre la tierra y el cielo, cumpliendo la misión de conducir a los hombres por el mundo del espíritu.

Estos hombres y mujeres, según cada cultura y cada lengua, son conocidos con los nombres de shamanes, curanderos, onayas, en suma hombres de conocimiento.

Mi esfuerzo estará centrado en tratar de transmitir algunas claves que he ido reconociendo en esta relación con las plantas maestras; claves que te ayudarán a entender algunas partes del pensamiento shamánico.

Dicen que son tiempos de no ocultar nada y que ya todo ha sido puesto sobre la mesa, pero todas las grandes verdades contenidas en todos los libros sagrados o las que te pudieran ser reveladas por cualquier otro medio, no podrán ser comprendidas a menos que esa misma verdad, que tiene un determinado nivel de vibración, no se encuentre en ti también.

Este seminario está creado con la finalidad de ayudarte a elevar un poco más tu vibración, de manera que puedas resonar con la información que queremos compartir.

Ajenos por el momento a la verdad total, solo conocemos verdades parciales, que es el otro nombre que le damos a nuestras pequeñas mentiras.

Totalmente sujetos y apegados a estas parcialidades, juzgamos al mundo, a los hombres y a los dioses, decidiendo que debe ser y que no debe ser.

Aún así creo que es importante el dejar ver las huellas por donde hemos transitado en este camino y advertir que el precio más alto a pagar, es pasar por la humillación de vernos tal cual somos, (por lo menos así lo vi un día), vernos en nuestra infinita pequeñez, parados sobre nuestra todopoderosa ignorancia.

Mas el día en el que nos roban la mascara y nos volvemos locos de ternura, locos de amor por la vida y volvemos al mundo más indefensos y más fuertes; regresamos más atentos, acechando el instante en el que nos apartamos de la verdad, y celebramos la derrota con alegría, por que hemos descubierto que el momento más sagrado de la vida, es aquel en el que nos damos cuenta que otra vez nos hemos equivocado.

Y así como hay tiempos en los que tropezamos muchas veces con la misma piedra, llega el momento en el que lentamente comenzamos ha recordar ; Y desarrollamos otro tipo de memoria, que advierte sobre la repetición infructuosa de cierto tipo de experiencias, hasta lograr obtener una segunda lectura de todos los sucesos que nos afectan, no en función de lo agradables o desagradables que sean, sino en función a las energías que se ponen en movimiento

Con esta nueva visión, sin tener nada que ganar ni nada que perder, sin sentir placer ni dolor, por lo que entiendas o dejes de entender, pues a cada quien le llega su tiempo. Continuamos nuestro viaje.

Lo primero que deberíamos hacer para aproximarnos al pensamiento shamánico es darle una mirada a lo que constituye nuestro actual sistema de pensamiento.

En la mayoría de las investigaciones sobre shamanismo que he revisado se dan dos situaciones: O se limitan a una mera descripción formal de los hechos, o se debaten en un intento de explicar lo inexplicable.

Esto se debe a que lo llamamos el pensamiento shamánico o el mundo mágico, tiene sus propias reglas, su propio sistema de pensamiento.

A nuestro actual sistema de pensamiento, basado en la razón y en la lógica, lo hemos llamado: pensamiento Lógico-dual.

Es un sistema que no permite la coexistencia de dos enunciados opuestos o contradictorios. Está claro o está oscuro, el papel es blanco o no lo es, no admite más opciones.

Pero una de las primeras cosas que se descubre en el mundo mágico, es que esto no siempre es así, los opuestos no son siempre contradictorios, en él, las cosas son y no son a la vez, uno es y no es simultáneamente.

Antes de poder obtener las ventajas prácticas de manejar este sistema de pensamiento, es necesario primero observarlo, reconocer su realidad y aceptar que el mundo que llamamos "real" es tan solo uno de los tantos mundos a los que podemos tener acceso.

Lo siguiente es establecer las relaciones y funciones de nuestras principales energías: El alma, la mente y la materia.

En estos tiempos veo mi mente contenida en un espacio tridimensional que conecta mi alma con mi manifestación concreta, mi materia.

También puedo considerarla como el vehículo de mi alma, el canal a través del cual mi alma se expresa, de la misma manera como el cuerpo es el vehículo de mi mente.

Mi mente conoce y experimenta mi materia, así como mi alma conoce y experimenta mi mente.

La naturaleza de la mente es, tan cercana a la materia como al alma. De otra manera, hablamos de una única sustancia en diferentes niveles de vibración, en donde mi mente ocupa el espacio justo entre mi materia y mi alma.

El alma, la mente y la materia, son tres notas que resuenan por este rincón del Universo. Tres notas que forman un acorde; a veces mayor, a veces menor, en la cambiante música de la existencia.

Desde su más temprana edad mi mente comenzó a hacer su trabajo, sin distorsión, sin dualizar, cumplió perfectamente su función de enlace entre alma y cuerpo, estuvo en unidad, transmitió fielmente la percepción de lo concreto, hasta que como parte natural de la evolución, surgió el pensamiento que empezó a teñir con ligero matiz el hecho concreto. Lo observado, lo experimentado, fue distorcionarlo en función a nuestro incipiente sistema de atracción-repulsión.

Empieza allí una etapa oscura para el alma, dolorosa para el cuerpo, pero necesaria para la evolución. Cuando se inician los procesos propios del pensamiento, la valoración, la clasificación, la comparación, la dualización, logramos una primera herramienta que llamamos el pensamiento lógico-dual. Esto sirve y funciona para una primera etapa.

Mi mente percibe y conoce el mundo, mientras que paralelamente se desarrolla un mecanismo que hace que toda la información que obtiene, demande la emisión de un juicio valorativo, relativos a mis atracciones y repulsiones. Apruebo y desapruebo distintos sucesos, personas, sensaciones, dualizando toda la información, convirtiéndola en información bipolar que acepto o rechazo de alguna manera.

Antes de nuestro primer año de vida, una de las primeras actividades mentales que realizamos, es percibir la separación de nosotros mismos con el mundo externo.

Primer par de opuestos: el Yo y el No-Yo, así vamos reconociendo y diferenciando diversos objetos, personajes y sensaciones en nuestro entorno. Mamá, papá, biberón, son imágenes externas que empiezan a ser diferenciadas de nosotros y luego son transportadas como imágenes al mundo mental.

A partir de ahí, nuestro conocimiento se basa en la experiencia de explorar todos los pares de opuestos y establecer nuestra relación de atracción-repulsión, hasta alcanzar la polaridad máxima, la máxima dualidad.

Mi MATERIA se manifiesta en dos dimensiones. Existe o no existe. La percibo simbólicamente en el espacio entre los números Uno y Dos.

Mi MENTE se manifiesta entre el Dos y el Tres añadiendo un elemento a la existencia: la conciencia .

Finalmente mi ALMA, se manifiesta entre el Tres y el Cuatro, y a su vez añade un tercer atributo, el amor.

El amor rompe la regla y al romperla la hace perfecta.

Cuando mi mente inició su proceso de ser consiente de la materia, usando el pensamiento como forma de conocimiento, no sabía que terminaría siendo el objeto de conocimiento de mi alma. El cazador se convierte en presa.

Sin embargo mi alma no usa el pensamiento como forma de conocimiento sino el amor. (La intuición). El amor sabe.

Muchas religiones dicen: No hay otra realidad sino Dios, ¿no será tiempo de preguntar?, ¿Habrá mas Dios que la Realidad?.

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