Uncuento: Deseos

domingo, 2 de enero de 2011

 

Un viajero muy cansado se sentó a la sombra de un árbol, sin sospechar que acababa de encontrar un árbol mágico, el árbol que hacía realidad los deseos.
Sentado en el duro suelo pensó que sería muy agradable tener una cama blandita. De inmediato la cama apareció a su lado. Sorprendido, el hombre se tumbó en ella, diciéndose que el colmo de la felicidad sería que una joven viniera a masajear sus doloridas piernas. La joven apareció y le hizo un masaje muy agradable.
- Tengo hambre - se dijo el hombre - y en este momento comer sería una delicia.
Apareció una mesa abarrotada de suculentos alimentos. El hombre se regaló, comió y bebió hasta que no pudo más. Sus hojas, por la acción del vino y el cansancio se cerraban cuando se hechó en la cama pensando en los maravillosos de aquella extraordinaria jornada.
- Voy a dormir unas horas - se dijo - con tal de que un tigre no pase por aqui mientras yo duermo.
Entonces apareció un tigre y lo devoró.

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